Hoy en día en muchas de las formaciones con las familias surge la misma preocupación, las temidas rabietas.
¿Qué es una rabieta?
Una rabieta es una forma de liberar grandes emociones.
Normalmente es una expresión de necesidad no cubierta.
Comunicación de sobresaturación, cuando algo les abruma estallan.
¿Que NO es una rabieta?
Un mal comportamiento.
Una mala crianza.
Una manipulación.
Veremos a continuación unas pautas que os pueden ayudar a gestionar mejor esos momentos:
1. Respira y recuerda que tú eres el adulto.
Nada de lo que está haciendo es contra ti, simplemente no se siente bien y lo está expresando de la única manera que sabe.
2. Observo y me pongo a su altura.
Cercano, pero sin invadir, me puedo sentar a su lado, cerca, pero sin contacto a menos que me lo pida. Simplemente estamos presentes.
3. Pongo nombre a lo que está sintiendo:
– “se que ahora sientes rabia, yo estoy aquí para lo que necesites”.
– “evitare que te hagas daño”.
– “entiendo que estés enfadado porque…” (y explicamos si sabemos cuál es la razón)
4. Espero, con presencia, en silencio.
Cuando veo que se va calmando me acerco un poco mas y ofrezco un abrazo. Es importante que se sientan contenidos en el enfado también. Y no gestionarlo desde el rechazo a esa emoción modo: tu te enfadas pues yo más.
5. Abrazar
Les damos un abrazo si quieren y les recordamos que es normal enfadarse, que nosotros/as también nos enfadamos a veces cuando las cosas no salen como queremos. Pero que nuestro enfado nunca debe hacer daño a otras personas, ni a nosotros mismos.
6. Ofrecemos salidas.
– “¿quieres un vaso de agua?”
– “¿te apetece que te de un abrazo?”
– “¿hablamos sobre lo que te ha molestado?”
– “¿quieres que demos un paseo?”
A veces es difícil controlar los nervios en esos momentos, pero lo más productivo es respirar, y no ser reactivos/as ante sus rabietas.
Cuando son pequeño/as, no saben autorregularse por eso es importante que los acompañemos y les ayudemos a hacerlo desde la calma y con mucho amor.
Gurutze Díez